
A continuación, continuamos realizando la visita y la segunda parada fue para entrar en el Taller Didáctico. Allí pudimos manipular huevos de serpiente, de avestruz, pelos de elefante, plumas de todo tipo de aves, dientes de tiburón e incluso los más atrevidos pudimos acariciar una serpiente pitón y un lagarto australiano. Por cierto, que algunas de las acompañantes no pudieron soportar la vista de los reptiles y tuvieron que salir de la sala, con el consiguiente "choteo" de los niños.
Cuando acabamos en el taller, fuimos a ver una de las actuaciones más espectaculares: me estoy refiriendo a la de los delfines. Todos disfrutamos mucho con las acrobacias de estos mamíferos, que jugaban con balones de baloncesto, saltaban aros y recogían peces a una gran altura de manos de sus entrenadores.
Comimos en las gradas del delfinario y después de un ratito de descanso recorrimos lo que nos faltaba por ver. A mi me impresionó sobre todo el gigantesco gorila, que debía tener una fuerza descomunal, así como un magnífico oso pardo. Cuando ya nos veníamos hacia el autobús, pudimos ver también la actuación de las focas, que fue muy aplaudida por todo el público.
Volvimos a casa bastante cansados, pero con muchas ganas de repetir experiencia en otras ocasiones. No quiero terminar este artículo sin dar las gracias a Paqui, Reme, Maribel, Ángela, Blanca, Elena y Rosa, madres que nos acompañaron y que estuvieron en todo momento pendientes de los niños. Muchas gracias a todas ellas.
Podéis ver algunas de las fotografías que hicimos en la Galería Fotográfica, entrando como usuarios registrados. Espero que os gusten mucho.